Sorprendentes hallazgos, como un cementerio incaico en las obras
de la Estación Intermodal de Quinta Normal, demuestran que la arqueología está cambiando la historia que conocíamos. Santiago
no se fundó en un sitio deshabitado.
¿Se imagina a Santiago como un centro administrativo del imperio
Inca? Los arqueólogos así creen que era el valle del Mapocho a la llegada de los españoles.
La serie de hallazgos a raíz del mejoramiento urbano apoyan
esa teoría. El último de ellos, registrado en enero en la postergada Estación Intermodal de Quinta Normal. Los especialistas
sospechaban de la presencia de tumbas incaicas en ese lugar, ya que a poco distancia los trabajos de la estación Quinta Normal
del Metro habían dejado al descubierto un cementerio incaico.
El Consejo de Monumentos Nacionales se hizo cargo del sitio
arqueológico que permanece bajo tierra para su conservación.
"Se hicieron las labores arqueológicas y efectivamente se detectaron
cuatro tumbas más y al respecto se les exigió que de construir la Estación Intermodal tenían que rescatar todas las tumbas
existentes en el área con metodología arqueológica" declaró Claudia Prado, arqueóloga del Consejo de Monumentos Nacionales.
Al Museo de Historia Natural llegan la mayoría de las piezas
arqueológicas. Los restos están embalados en 400 cajas y en proceso de clasificación. Algunos han sido recuperados mediante
técnicas muy avanzadas. Para los expertos son de mucho valor histórico.
"Demuestran que Pedro de Valdivia decidió fundar la ciudad de
Santiago aquí porque había infraestructura incaica que aprovechar. Había una ciudadela en lo que es actualmente la Plaza de
Armas, había una ciudadela incaica, un camino del inca entrando por la avenida Independencia que llega hasta la Plaza de Armas.
Alrededor de la Plaza de Armas en todo lo que es la cuenca del Mapocho estaba canalizado con acequias de regadío y había chacras
dispersas en distintas partes. De eso se sabe poco o nada, porque casi todos los restos incaicos han quedado sepultados bajo
la ciudad de Santiago" expresó Rubén Stehberg, arqueólogo del Museo de Historia Natural.
En La Reina Alta hubo un cementerio para la clase alta representante
del Tawuantinsullu, o estado del rey Inca. En bóvedas subterráneas se hallaron diversos adornos metálicos. Los mitimaes, colonos
que trabajaban en las diferentes chacras, eran enterrados en sus tierras. Los investigadores descubrieron que junto a esas
sepulturas hay otras de los mapuches del Mapocho.
"Gente local que están, parece, colaborando con el Tawuantinsullu
porque hubo otros indígenas locales que resistieron la entrada del Tawuantinsullu y se construyeron pucaras y ahí hubo zonas
de conflicto" agregó el mismo Rubén Stehberg.
Otros sitios arqueológicos dan cuenta que el Tawuantisullu estuvo
presente en el valle del Mapocho desde el 1420 e incluso simultáneamente al asentamiento español.
En Quilicura un entierro colectivo de 20 infantes hace pensar
a los especialistas que murieron por alguna epidemia traída por los europeos. En un cementerio encontrado en Marcoleta, junto
a las sepulturas había restos de un carnero, especie introducida por los españoles.
Este patrimonio universal que permanece oculto bajo tierra plantea
un gran desafío para Santiago. Progresar respetando y recuperando nuestro pasado.
EL CAMPAMENTO MINERO SEWELL HA SIDO INSCRITO EN LA LISTA DE
PATRIMONIO MUNDIAL (13 DE JULIO 2006)
Por la unanimidad de los votos del Comité de Patrimonio Mundial y las felicitaciones
públicas de Noruega y los Países Bajos por el excelente trabajo desarrollado, Chile ha inscrito el Campamento Sewell como
Sitio de Patrimonio Mundial.
En la 30ª Reunión Ordinaria del Comité del Patrimonio Mundial, que se realiza en Vilnius,
Lituania (8 al 16 de julio de 2006), se ha acordado por unanimidad la inclusión del Campamento Minero Sewell en la Lista de
Patrimonio Mundial.
El valor universal por cual se ha inscrito el campamento minero de Sewell es el criterio ii
que establece que “en su ambiente hostil es un ejemplo excepcional del fenómeno global de las company towns (ciudades
industriales), establecido en lugares remotos del mundo, a través de una fusión de trabajadores locales con recursos de naciones
ya industrializadas, para extraer y procesar cobre de alta pureza. El asentamiento contribuyó a la difusión global
de tecnología minera a gran escala.”
El trabajo que culmina con esta inscripción comenzó el año 2000, fecha desde la cual se ha
ido avanzando en la formulación del expediente de nominación, plan de manejo del bien y su plan de desarrollado estratégico,
en el cual ha sido relevante el compromiso de la empresa propietaria del sitio, CODELCO Chile, División El Teniente.
Por el Estado de Chile esta nominación ha sido llevada adelante por el Consejo de Monumentos Nacionales con el apoyo de la
Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos y el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Con esta inscripción concluye con un 100% de éxito para nuestro país la primera etapa de las
nominaciones prioritarias establecidas el año 1998 cuando se definió la Lista Tentativa de Bienes Culturales a ser presentados
para su inclusión el la Lista de Patrimonio Mundial, UNESCO. Nuestro país cuenta ahora con 5 Sitios de Patrimonio Mundial
que son: Isla de Pascua (1995), 16 iglesias de Chiloé (2001), El área histórica de la ciudad puerto de Valparaíso (2003),
las oficinas salitreras Humberstone y Santa Laura (2005) y el campamento minero Sewell (2006).
Debemos agregar además que en la Reunión de Vilnius se ha aprobado la solicitud de ayuda de
emergencia presentada por nuestro país para consolidaciones de emergencia y obras de cierre para la oficina salitrera Santa
Laura, parte del Sitio oficinas Salitreras Humberstone y Santa Laura, incluido el año 2005 en la Lista de Patrimonio Mundial
en peligro por la fragilidad de sus estructuras.
LA REUNIÓN DEL COMITÉ
La delegación chilena en la Reunión está conformada por la Embajadora de Chile ante UNESCO
Sra. Pilar Armanet, (jefa delegación), el delegado Adjunto de la Misión de Chile ante dicho organismo internacional, Sr. Cristián
Streeter, la Sra. Beatriz Rioseco, el Secretario Ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales Sr. Oscar Acuña , la Encargada
del área internacional de dicho Consejo, Sra. Susana Simonetti, el Director de Asuntos Públicos de Codelco Chile Sr. Jorge
Donoso y el Jefe del Proyecto Sewell de la División El Teniente de la empresa, Sr. Felipe Ravinet.
En la reunión de Vilnius se han tratado además los siguientes temas:
Presentación de Listas Tentativas de bienes a nominar Sitios del Patrimonio Mundial. Inscripciones
de nuevos sitios a la Lista del Patrimonio Mundial: sitios naturales, culturales y mixtos. Idem de sitios en la Lista del
Patrimonio Mundial en Peligro. Revisión del estado de conservación de los sitios, con particular atención a aquellos que
están en la Lista en Peligro (Chile tiene en ella a las Oficinas Salitreras Humberstone y Santa Laura, cuyo caso también se
analizará). Materias relativas al estado de conservación de los sitios: impacto del cambio climático global, estrategias
para prevención de riesgos. Evaluación del valor universal excepcional: tema muy trascendente para el futuro de la Convención. Evaluación
de la Estrategia Global de la Convención y su plan de acción. Informe Periódico de aplicación de la Convención por parte
de Europa. Informes de Avance sobre la implementación de las recomendaciones de los Informes Periódicos de diversas regiones:
Estados Árabes, Asia-Pacífico, América Latina y El Caribe, África. Preparación del próximo ciclo de Informes Periódicos. Indicadores
de gestión del Patrimonio Mundial. Métodos de trabajo del Comité. Solicitudes de asistencia internacional. Ejecución
presupuestaria 2006 – 2007.
SEWELL Y SU VALOR UNIVERSAL
Esta “ciudad de las escaleras”, “ciudad minera en el corazón de Los Andes”,
es un bien del patrimonio industrial y, a la vez, del patrimonio moderno, categorías ambas subrepresentadas en la Lista del
Patrimonio Mundial, particularmente en la región de América Latina.
Como ciudad industrial presenta varias peculiaridades muy notables: su desarrollo en el siglo
XX, su espectacular emplazamiento, el hecho de estar asociado a una mina en explotación de gran magnitud y riqueza, el diálogo
intercultural que albergó, la mantención en operaciones del Concentrador de Sewell, su diseño urbano de escaleras y
senderos con edificaciones de madera en altura, su gran complejidad y magnitud, entre otras. (Efectivamente, todos estos
elementos distinguen al Campamento Sewell de las otras ciudades industriales inscritas en la Lista).
Es que además, el Campamento Sewell de la mina El Teniente, “cuna de la Gran Minería
del Cobre de Chile”, testimonia fenómenos históricos propios del proceso de industrialización más tardío: transferencia
tecnológica y de capitales, intercambios comerciales globales o transcontinentales, la relación capital extranjero –
Estado nacional; jefe extranjero – trabajador local, etc. Búsqueda de un desarrollo más autónomo y nacionalización
(y estatización) exitosas.
El sitio, además, tiene un manejo y protección muy consolidadas; su propietario y administrador
es Codelco-Chile, empresa estatal líder; es Monumento Nacional supervisado por el Consejo de Monumentos Nacionales; cuenta
con un Plan de Manejo muy cabal. A nivel nacional es reconocido por los éxitos en su conservación y gestión, siendo
considerado por el Consejo un caso ejemplar, paradigmático y emblemático.
En materia de valores Paisajísticos y Urbanísticos, está la condición del Campamento Sewell
como ciudad de montaña, así como de “ciudad de las escaleras”. Se destaca la alta complejidad y envergadura
del sitio, el diálogo con el paisaje del que es fruto, la adaptación a la topografía, la funcionalidad y calidad de sus construcciones
y la integración espacial que genera, dentro de la jerarquización propia de las company towns.
Entre los valores Arquitectónicos está el carácter moderno e innovador de las edificaciones;
su funcionalidad, calidad y eficiencia, su resistencia y adecuación al medio y las cualidades del sistema constructivo platform
frame.
Los valores históricos del sitio se fundan en que materializa una enorme transferencia hemisférica
tecnología y capitales; en que introduce avances de alcance universal en materia de explotación cuprífera; así como la manera
y los diversos ámbitos en que se da ese diálogo intercultural (norteamericano-chileno) que hace posible esta gesta, en un
contexto universal de globalización (temprana) e intercambios desiguales. El sitio, pues, representa también el fenómeno
de la dependencia económica de los países exportadores de materias primas, el fenómeno del desarrollismo, los procesos de
nacionalización y estatización de estas grandes explotaciones, todos los cuales están muy encarnados en el bien, tan simbólico
en relación a la historia de Chile y de los países subdesarrollados.
Está también la mentalidad centrada en la eficiencia, productividad y seguridad que se desarrolló
en este dominio de la Braden Copper Company y además, Sewell como modelo de la tipología de la “ciudad del cobre”.
Valores sociales son la cohesión y peculiaridades de la comunidad generada en el Campamento
Sewell, el fuerte sentido de pertenencia de sus integrantes, el cual es fruto de este desigual y rico diálogo intercultural
norteamericano - chileno, que se da en la realidad de una company town (comunidad cerrada). A todo lo anterior se agrega
un sentido de épica producto de la magnitud de la gesta de El Teniente y de las numerosas víctimas que ella cobró, en tantas
tragedias (Tragedia del Humo, avalanchas, accidentes en la mina varios, etc.). Estos valores se mantienen hoy, particularmente
a través de las comunidades de sewellinos, muy comprometidos en la puesta en valor del bien.
Junto con los valores está la Autenticidad y la Integridad del sitio. Aquí destaca por
sobre todo la mantención del núcleo central del Campamento, la existencia de testimonios del origen del asentamiento (Concentrador),
de todas sus etapas históricas y de la generalidad de funciones que albergó. Está también la conservación de todas las
tipologías de edificios, a pesar de la lamentable destrucción de todas las casas unifamiliares. Está también, en materia
de uso, la persistencia de la función de apoyo a la producción y la mantención en operaciones de la mina.
Reseña Antecedentes históricos
El 29 de abril de 1905, un decreto del Ministerio de Hacienda autorizó la instalación en Chile de la empresa
norteamericana Braden Copper Company, como encargada de explotar el yacimiento El Teniente, que permanecía abandonado desde
fines del siglo XIX.
En ese escenario, Braden Copper emprendió un conjunto planificado de obras, empezando por construir un camino
de carretas -y luego un tren como medio de transporte-; habilitar una oficina comercial en Graneros y bodegas en La Compañía;
reabrir la extracción de la Mina; edificar un concentrador y campamentos de habitaciones; establecer un patio industrial en
Rancagua, y contratar trabajadores, entre otros.
Además de algunos campamentos pequeños creados cerca de las primitivas vetas a explotar, entre 1905 y 1906,
en la ladera de la montaña próxima a la Mina, fue construido un "establecimiento beneficiador de minerales", integrado por
una planta de concentración o molino, con capacidad para tratar 250 toneladas diarias de mineral que eran acarreadas por un
"tranvía aéreo" desde el yacimiento, y un "dínamo" que suministraba la energía eléctrica.
Sin embargo, sólo en marzo de 1915 este poblado industrial recibió el nombre
de "Sewell", en recuerdo de Barton Sewell, alto ejecutivo de Braden Copper que falleció ese año en Nueva York. El nunca conoció
Chile, pero siempre apoyó la idea de William Braden de invertir en El Teniente.
Con los años, el campamento y sus instalaciones progresaron conforme aumentó la producción de cobre, pasando
a constituir una ciudad. Más que una expansión territorial, la estructura urbana de Sewell se caracterizó por una densificación
y crecimiento en altura, con edificios que no estuvieron exentos de accidentes y destrucciones por las condiciones climáticas
y topográficas del lugar.
Estado actual
En la actualidad, Sewell es un área de trabajo donde aún siguen en operaciones el Concentrador del mismo
nombre y unas pocas instalaciones industriales, y al cual se accede en vehículo por un tramo de la Carretera El Cobre. En
el campamento permanecen en pie unos 50 edificios originales, que están siendo restaurados para acoger la visita del público.
En tanto en diciembre de 2002 se inauguró la primera etapa del Museo de la Gran Minería del Cobre.
Marcelo Mallea Hernández
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